El compost no lo hacemos realmente nosotros, sino los microorganismos descomponedores de la materia orgánica (hongos, bacterias y actinomicetos). Nuestro único trabajo es crear el hábitat apropiado para que estas formas de vida se desarrollen, y ello se logra a partir de la observación de patrones que encontramos en el “compost” realizado por la propia naturaleza, denominado mantillo.

Materia orgánica, como los restos de frutas y verduras.
En los suelos de bosques y selvas, se reúnen de manera natural diversos elementos orgánicos, tales como hojas, frutos, restos de animales, estiércol, agua de lluvias, entre otros. Es ahí en dónde se regenera la vida y la fertilidad de la tierra; a través de la muerte y de la descomposición generada por miles de comunidades de microorganismos y macroorganismos. Bajo estas condiciones naturales es donde aparece el verdadero maestro del compost; y de donde surgen los patrones a emplear en el compost urbano: del ecosistema natural.
Al observar con detenimiento, nos damos cuenta que hay 4 elementos importantes que crean las condiciones apropiadas:
- Materia orgánica seca (carbono): Partes viejas de plantas, paja de cereales, viruta de madera, cortezas, ramas leñosas, hojas secas, aserrín, papel y cartón.
- Materia orgánica fresca (nitrógeno): Partes tiernas de plantas verdes recién podadas, restos de frutas, de verduras, cascaras de huevo trituradas, café, bolsas de infusiones y alimentos cocidos sin grasa.
- Oxigeno: La mayor parte de las bacterias son aeróbicas, es decir, necesitan la presencia de aire y oxígeno para vivir, desarrollarse y trabajar.
- Humedad: Sin un mínimo de humedad la mayor parte de los microorganismos no pueden desarrollarse ni estar activos. Los niveles óptimos observados se sitúan entre el 40% y el 60%.
Es la combinación de estos 4 elementos la que permite el desarrollo de la vida microbiana y finalmente recrear el proceso de descomposición natural.
Lo primero que hay que hacer es habilitar una compostera, esta puede ser de cualquier envase poroso, más de uno de preferencia, o también se puede hacer en una jaba de frutas (forrada con cartón por dentro).
Lo segundo es ubicar un espacio apropiado que cumpla con ciertas características: debe tener ventilación y, de preferencia, estar bajo la sombra para poder mantener mejor la humedad. Podría ser un jardín, balcón, techo, cochera o cualquier espacio bien ventilado dentro de casa o departamento.

Cualquier espacio que tenga ventilación puede servir. Esta es una maceta de arcilla que usamos como compostera.
Luego de tener la compostera en un espacio designado, el tercer paso es iniciar la mezcla. Siempre es bueno empezar poniendo un “colchón” de materiales secos como papel y hojas secas al fondo de la compostera. Con esto impedimos que nuestros residuos se compacten por un reducido acceso de oxígeno. Después, sobre este acolchado, se mezclan las mismas proporciones de materia orgánica fresca y material orgánica seca con un poco de agua para humedecer (entre el 40% y 60%).
Finalmente, sobre dicha mezcla se pone algún material seco como papel para mantener la humedad y evitar el exceso de “mosquitas de fruta”. El compost debe removerse cada cierto tiempo, dependiendo del volumen que tenga, entre cada 3 a 5 días.

Compost rico y fresco.
El compost estará listo para cosechar en alrededor de un mes y medio. Lo podrás identificar porque no se reconocerá ningún residuo, tendrá un color marrón y poseerá un olor característico del bosque (muy agradable por cierto). Si quieres aprender más sobre cómo compostar, te invitamos a descargar esta guía rápida. ¡Gracias por leer!
– – –
Facebook | Instagram | YouTube | Blog | hola@limacompost.pe | 995 456 648 (WhatsApp)
– – –
Pingback: EL COMPOST: UNA ALTERNATIVA DIFERENTE PARA NUESTROS RESIDUOS |